En esta página les propongo considerar los puntos sobre tipologías textuales sintetizados a continuación. Además hay una lista de links para consultar dudas de redacción.
Pueden realizar, como forma de ejercitación, pequeñas síntesis, de no más de diez renglones, tomando los repartidos que tienen en el curso de cada nivel. Esa es una forma de familiarizarse con los contenidos.
Pautas para una buena redacción https://fecla.files.wordpress.com/2010/11/pautas_para-redaccic3b3n.pdf
NORMAS APA - (escritura académica)
https://es.slideshare.net/CesarAlbertoReynaPari/normas-apa-redaccionREGLAS DE REDACCIÓN
http://181.189.159.2/2016/nov/reda/contenido/ponencias/Martinez%20Gerardo/REGLAS%20DE%20REDACCION.pdf
42 reglas prácticas de redacción y estilo
1. Las palabras son los utensilios, la
herramienta del escritor. Y como en todo oficio o profesión es imprescindible
el conocimiento -el manejo- de los utensilios de trabajo, así en el arte de
escribir. Nuestra base, pues, es el conocimiento del vocabulario. El empleo de
la palabra exacta, propia, y adecuada, es una de las reglas fundamentales del
estilo. Como el pintor, por ejemplo, debe conocer los colores, así el escritor
ha de conocer los vocablos.
2. Un
buen Diccionario no debe faltar nunca en la mesa de trabajo del escritor. Se
recomienda el uso de un Diccionario etimológico y de sinónimos.
3.
Siempre que sea posible, antes de escribir, hágase un estudio previo, un
borrador.
4.
Conviene leer asiduamente a los buenos escritores. El estilo, como la música,
también “se pega”. Los grandes maestros de la literatura nos ayudarán
eficazmente en la tarea de escribir.
5. “Es
preciso escribir con la convicción de que sólo hay dos palabras en el idioma:
el VERBO y el SUSTANTIVO. Pongámonos en guardia contra las otras palabras”.
(Veuillot). Quiera decir esto que no abusemos de las restantes partes de la
oración.
6.
Conviene evitar los verbos “fáciles” (hacer, poner, decir, etc.), y los
“vocablos muletillas” (cosa, especie, algo, etc.).
7.
Procúrese que el empleo de los adjetivos sea lo más exacto posible. Sobre todo
no abusemos de ellos: “si un sustantivo necesita de un adjetivo, no lo
carguemos con dos” (Azorín). Evítese, pues, la duplicidad de adjetivos cuando
sea innecesaria.
8. No
pondere demasiado. Los hechos narrados limpiamente convencen más que los
elogios y ponderaciones.
9. Lo
que el adjetivo es al sustantivo, es el adverbio al verbo. Por tanto: no abuse
tampoco de los adverbios, sobre todo de los terminados en “mente”, ni de las
locuciones adverbiales (en efecto, por otra parte, además, en realidad, en
definitiva).
10.
Coloque los adverbios cerca del verbo a que se refieren. Resultará así más
clara la exposición.
11.
Evítense las preposiciones “en cascada”. La acumulación de preposiciones
produce mal sonido (asonancias duras) y compromete la elegancia del estilo.
12. No
abuse de las conjunciones “parasitarias”: “que”, “pero”, “aunque”, “sin
embargo”), y otras por el estilo que alargan o entorpecen el ritmo de la frase.
13. No
abuse de los pronombres. Y, sobre todo, tenga sumo cuidado con el empleo del
posesivo “su” -pesadilla de la frase- que es causa de anfibología (doble
sentido).
14. No tergiverse los oficios del
gerundio. Recuerde siempre su carácter de oración adverbial subordinada (de
modo). Y, en la duda… sustitúyalo por otra forma verbal.
15.
Recuerde siempre el peligro “laísta” y “loísta” y evite el contagio de este
vicio “tan madrileño”.
16.
Tenga muy en cuenta que “la puntuación es la respiración de la frase”. No hay
reglas absolutas de puntuación; pero nunca olvide que una frase mal puntuada no
queda nunca clara.
17. No
emplee vocablos rebuscados. Entre el vocablo de origen popular y el culto,
prefiera siempre aquél. Evítese también el excesivo tecnicismo y aclárese el
significado de las voces técnicas cuando no sean de uso común.
18.
Cuidado con los barbarismos y solecismos. En cuanto al neologismo, conviene
tener criterio abierto, amplio. No se olvide que el idioma está en continua
formación y que el purismo a ultranza -conservadurismo lingüístico- va en
contra del normal desarrollo del idioma. “Remudar vocablos es limpieza”
(Quevedo).
19. No
olvide que el idioma español tiene preferencia por la voz activa. La pasiva se
impone: por ser desconocido el agente activo, porque hay cierto interés en
ocultarlo o porque nos es indiferente.
20. No
abuse de los incisos y paréntesis. Ajústelos y procure que no sean
excesivamente amplios.
21. No
abuse de las oraciones de relativo, y procure no alejar el pronombre relativo
“que” de su antecedente.
22.
Evite las ideas y palabras superfluas. Tache todo lo que no esté relacionado
con la idea fundamental de la frase o período.
23.
Evite las repeticiones excesivas y malsonantes; pero tenga en cuenta que, a
veces, es preferible la repetición al sinónimo rebuscado, Repetir es legítimo
cuando se quiere fijar la atención sobre una idea y siempre que no suene mal al
oído.
24.
Si, para evitar la repetición, emplea sinónimos, procure que no sean muy raros.
Ahorre al lector el trabajo de recurrir al Diccionario.
25. La
construcción de la frase española no está sometida a reglas fijas. No obstante,
conviene tener en cuenta el orden sintáctico (sujeto, verbo, complemento) y el
orden lógico.
26.
Como norma general, no envíe nunca el verbo al final de la frase (construcción
alemana).
27. El
orden lógico exige que las ideas se coloquen según el orden del pensamiento.
Destáquese siempre la idea principal.
28.
Para la debida cohesión entre las oraciones, procure ligar la idea inicial de
una frase a la idea final de la frase anterior.
29. La
construcción armoniosa exige evitar las repeticiones malsonantes, la cacofonía
(mal sonido), la monotonía (efecto de la pobreza de vocabulario) y las
asonancias y consonancias.
30. Ni
la monótona sucesión de frases cortas ininterrumpidas (el abuso del “punto y
seguido”), ni la vaguedad del período ampuloso. Conjúguense las frases cortas y
largas según lo exija el sentido del párrafo y la musicalidad del período.
31.
Evítense las transiciones bruscas entre distintos párrafos. Procure “fundir”
con habilidad para que no se noten dichas transiciones.
32.
Procure mantener un nivel (su nivel). No se eleve demasiado para después caer
vertiginosamente. Evite, pues, los “baches”.
33.
Recuerde siempre que el estilo directo tiene más fuerza -es más gráfico- que el
indirecto.
34. No
se olvide que el lenguaje es un medio de comunicación y que las cualidades
fundamentales del estilo son: la claridad, la concisión, la sencillez, la
naturalidad y la originalidad.
35. La
originalidad del estilo radica, de modo casi exclusivo, en la sinceridad.
36.
Pero no sea superficial, ni excesivamente lacónico, ni plebeyo, ni
“tremendista”, vicios éstos que se oponen a las virtudes antes enunciadas.
37.
Además del estilo, hay que tener en cuenta el tono, que es el estilo adaptado
al tema.
38.
Huya de las frases hechas y lugares comunes (tópicos). Y no olvide que la
metáfora sólo vale cuando añade fuerza expresiva y precisión a lo que se
escribe.
39.
Huya de la sugestión sonora de las palabras. “Cuando se permite el predominio
de la sugestión musical empieza la decadencia del estilo” (Middleton Murry). La
cualidad esencial de lo bien escrito es la precisión.
40.
Piense despacio y podrá escribir de prisa. No tome la pluma hasta que no vea el
tema con toda claridad.
41.
Relea siempre lo escrito como si fuera de otro. Y no dude nunca en tachar lo
que considere superfluo. Si puede, relea en voz alta; descubrirá así defectos
de estilo y tono que escaparon a la lectura excesivamente visual.
42. Finalmente, que la excesiva autocrítica
no esterilice la jugosidad, la espontaneidad, la personalidad, en suma, el del
propio estilo. Olvide, en lo posible, todas las reglas estudiadas, al escribir.
Acuda a ellas sólo en los momentos de duda. Recuerde siempre que escribir es
pensar y que no debe constreñirse al pensamiento, encerrándolo en la cárcel del
leguleyismo gramatical o lingüístico.
Del libro: Vivaldi, Gonzalo Martín; Curso de
redacción. Teoría y práctica de la composición y del estilo. Madrid.
Paraninfo.
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ALGUNAS
PAUTAS PARA UNA BUENA REDACCIÓN
1. Cuida la redacción de tus verbos
Los verbos son el elemento más
importante de cualquier oración y en los trabajos académicos sirven para:
argumentar las ideas, exponer las actividades realizadas y los resultados obtenidos.
Las Normas APA siempre recomiendan privilegiar la voz activa de los verbos.
¿Qué es eso? Con la voz activa se
destaca que un sujeto realiza una acción. Por ejemplo: “El profesor explicó las
instrucciones”
Mientras que la voz pasiva invierte el sentido de la
oración relegando la importancia del sujeto y destacando la del objeto, en este
caso, las instrucciones: “Las instrucciones fueron explicadas por el profesor”.
Para
los trabajos académicos siempre se aconseja el uso objetivo de la voz directa,
así se evitan imprecisiones o ambigüedades que pueden confundir a los lectores.
Igualmente, es mejor utilizar un tiempo
pasado o pretérito en las oraciones. Por ejemplo: “Álvarez (1997) analizó
los resultados” y no “Álvarez (1997) analiza los resultados”.
2.
Mantén la concordancia entre el
sujeto y el verbo
Es muy importante para
mantener la claridad de la expresión que los verbos de tus oraciones coincidan
con los sujetos (singular o plural).
Es
correcto decir: “Las organizaciones educativas son centros de manifestación
del conflicto”
“El resultado obtenido demostró que los encuestados”
Es
incorrecto: “Las organizaciones educativas es centro de
manifestación del conflicto”
“El resultado obtenidos demuestra”
3.
Evita las repeticiones innecesarias
Las Normas APA recomiendan eliminar
repeticiones en la redacción y, en cambio, darle fluidez a las ideas. No es
necesario repetir las mismas palabras, si con menos podemos dar la misma idea.
Un
mecanismo sencillo es suplantar los nombres por sustantivos de indiquen lo mismo.
También puedes enriquecer tu texto con el uso de pronombres, no es necesario
repetir los nombres si la comprensión del texto así lo permite.
Recuerda
que ser formal en el estilo, no significa que no podamos facilitar la lectura
de nuestros trabajos. Por ejemplo: “González y Martínez (2005)
estudiaron las consecuencias del alcoholismo en los grupos familiares, de las
zonas rurales. Los autores llegaron a la conclusión”.
4.
Coloca los
adjetivos y los adverbios en el lugar indicado
Es un consejo sencillo de seguir.
Verás, los adjetivos se utilizan para
modificar o agregar cualidades a los nombres y sustantivos; mientras que los
adverbios son para los verbos. Las Normas APA aconsejan mantenerlos junto a
las palabras que les corresponden en cada caso.
Por ejemplo, en los siguientes casos está bien
escribir: “El participante declaró
repetidamente que había ingerido sustancias prohibidas”.
Pero
no es correcto: “El
participante declaró que había ingerido sustancias prohibidas repetidamente”.
Si te fijas la primera oración es clara, mientras la segunda presenta un
significado completamente diferente.
Estas simples recomendaciones te
ayudarán mantener la claridad y el buen estilo en todos tus trabajos
académicos. No necesitas convertirte en un experto de la redacción, si sigues
estos simples consejos verás como mejora la legibilidad de tus escritos.
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